Clasicismo y barroco y de nuevo el (neo-)clasicismo. Antiguos y modernos. (Teorías literarias y literaturas. Siglos XV-XVIII.)
Entre la Edad Media y la Modernidad sucede una ruptura con el pasado, un cambio de época. Las transformaciones - políticas, económicas e ideológicas - son profundas y decisivas, pero muy lentas, y no suceden en todos los lugares al mismo tiempo ni de la misma manera. Mientras la sociedad moderna va instalándose poco a poco en Europa, la mezcla de ambos mundos, medieval y moderno, da lugar a las llamadas "formaciones sociales de transición" a la modernidad.
Sus características, en toda Europa, son las siguientes:
En política: Monarquías absolutas. Organización estatal, comienzo de la expansión colonial.
En economía: inicio de la economía de mercado y del capitalismo. Aparecen los bancos, la letra de cambio y la burguesía se va convirtiendo en la clase social hegemónica.
En ideología: aparece la idea de un sujeto individual, un "yo-libre", autónomo, sin las ataduras de las estructuras de servidumbre medievales, basadas en la relación "Señor / siervo".
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Humanismo, Renacimiento, Modernidad
Son los siglos XV, XVI y XVII. La aparición de las nuevas formaciones sociales descritas - las propias de la fase mercantilista del Occidente europeo - corre pareja de nuevas formas de ver el mundo y, por tanto, de escribir sobre (y en) él.
No se cambiará en todas partes igual y al mismo tiempo - como se ha dicho -, pero la Edad Media feudal llega a su fin, dando paso poco a poco a un mundo mercantilista más abierto y en continua transformación.
Del mundo cerrado al universo infinito
A nivel de las ideas, los descubrimientos científicos derriban viejos mitos, como que la tierra es plana y centro del cosmos, que el hombre es el centro de la creación o que la tierra fue creada para satisfacerlo. Comienza una explicación matemática del mundo, que deja de ser cerrado para abrirse a un universo infinito.
Expansión colonial, transformaciones militares, la imprenta, los bancos
Se descubren continentes, se imprimen libros, aparecen los bancos. Aparecen nuevas formas de hacer la guerra, además de nuevos ejércitos y Estados.
Los clásicos grecorromanos "renacen". Una nueva sensibilidad
Sucede el Renacimiento. La vuelta a los clásicos grecorromanos y el - por diversas circunstancias - redescubrimiento del griego clásico, abre el conocimiento directo de obras y autores que, vistos antes con el prisma de la escolástica y la teología, son ahora leídos de otra forma: Platón ocupa un lugar central entre los nuevos dioses del Humanismo occidental.
La desacralización de la mirada disuelve paulatinamente la hermenéutica medieval. Ya no se lee separando la lectura literal de la alegórica o "figural", no hay sentidos ocultos, sagrados, en la escritura.
Una nueva sensibilidad sobre la humanidad, sobre el sujeto, es producida, expresada, reflexionada, en nuevos moldes poéticos, a partir del impacto de la literatura de Petrarca. En España, Garcilaso de la Vega introducirá la poesía petrarquesca, junto a su amigo Boscán.
La preeminencia de un nuevo platonismo (véase un texto directamente marcado por el filósofo ateniense, como los Diálogos de amor de Marsilio Ficino, 1502), la lectura de la literatura grecorromana y la nueva sensibilidad reinterpretan la tradición clásica. Dentro de esa tradición clásica, permanece el concepto de arte como mímesis, como imitación, en latín "imitatio" - pero ahora sin lectura "figural" o alegórica. La preceptiva normativiza, la retórica sigue, pero la alegoría cristiana no está.
¿Cómo es la nueva mímesis? Primero, se piensa que los modelos clásicos, los grandes autores latinos y griegos, deben ser imitados, seguidos, cultivados. Segundo, en el proceso de creación, la imitación de los modelos antiguos va de la mano de la mímesis como método de trabajo: la realidad es representada, dibujada, descrita, como en un espejo. Representación primero de forma equilibrada, en el clasicismo, luego de manera complicada, recargada, sobrerrepresentada: es el manierismo, que desembocará en el barroco... que se sobre-barroquizará en el "rococó" de finales del siglo XVII e inicios del XVIII. La aparición del neoclasicismo a mediados del XVIII y del neohelenismo vendrán a liquidar los excesos del barroco.
Hay más elementos constantes hasta finales del XVIII: las ideas literarias girarán en torno a los preceptos de Aristóteles y Horacio en sus respectivas poéticas. El esquema de: mímesis (imitatio de los clásicos más espejo de la realidad) y retórica clásica, permanece.
Siempre hay debates, claro: el de si es mejor el "ingenium" (el talento) o el "ars" (la técnica) para la creación, como puede verse en las obras de Alonso López, más conocido como "el Pinciano" ("el vallisoletano") (Valladolid, ca. 1547 - 1627), en su Philosophía antigua poética, Madrid, 1596, o en Francisco Cascales (Murcia, 1563-1642), en sus Cartas filológicas, 1626.
En 1609 el dramaturgo español Lope de Vega escribirá, por encargo de una Academia (una especie de "club" de eruditos) el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, donde dirá que él, cuando escribe una obra, deja encerrados a los autores latinos de teatro Plauto y Terencio, porque lo importante es el público, que es el que juzga la obra y:
Todos estos temas están muy estudiados, y la bibliografía es inmensa. Yo destacaría la obra del hispanista y filósofo español Juan Carlos Rodríguez, para la literatura española, sobre todo, Teoría e historia de la producción ideológica. Las primeras literaturas burguesas (1978, 1990).
La obra del húngaro Arnold Hauser (1892-1978), estudioso luego en Viena o Berlín, y autor de Historia social de la literatura y el arte (en tres volúmenes, 1951), explica también estas cuestiones, pero desde una perspectiva más simplificada, más "epocal", en "macro".
Sus características, en toda Europa, son las siguientes:
En política: Monarquías absolutas. Organización estatal, comienzo de la expansión colonial.
En economía: inicio de la economía de mercado y del capitalismo. Aparecen los bancos, la letra de cambio y la burguesía se va convirtiendo en la clase social hegemónica.
En ideología: aparece la idea de un sujeto individual, un "yo-libre", autónomo, sin las ataduras de las estructuras de servidumbre medievales, basadas en la relación "Señor / siervo".
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Humanismo, Renacimiento, Modernidad
Son los siglos XV, XVI y XVII. La aparición de las nuevas formaciones sociales descritas - las propias de la fase mercantilista del Occidente europeo - corre pareja de nuevas formas de ver el mundo y, por tanto, de escribir sobre (y en) él.
No se cambiará en todas partes igual y al mismo tiempo - como se ha dicho -, pero la Edad Media feudal llega a su fin, dando paso poco a poco a un mundo mercantilista más abierto y en continua transformación.
Del mundo cerrado al universo infinito
A nivel de las ideas, los descubrimientos científicos derriban viejos mitos, como que la tierra es plana y centro del cosmos, que el hombre es el centro de la creación o que la tierra fue creada para satisfacerlo. Comienza una explicación matemática del mundo, que deja de ser cerrado para abrirse a un universo infinito.
Expansión colonial, transformaciones militares, la imprenta, los bancos
Se descubren continentes, se imprimen libros, aparecen los bancos. Aparecen nuevas formas de hacer la guerra, además de nuevos ejércitos y Estados.
Los clásicos grecorromanos "renacen". Una nueva sensibilidad
Sucede el Renacimiento. La vuelta a los clásicos grecorromanos y el - por diversas circunstancias - redescubrimiento del griego clásico, abre el conocimiento directo de obras y autores que, vistos antes con el prisma de la escolástica y la teología, son ahora leídos de otra forma: Platón ocupa un lugar central entre los nuevos dioses del Humanismo occidental.
La desacralización de la mirada disuelve paulatinamente la hermenéutica medieval. Ya no se lee separando la lectura literal de la alegórica o "figural", no hay sentidos ocultos, sagrados, en la escritura.
Una nueva sensibilidad sobre la humanidad, sobre el sujeto, es producida, expresada, reflexionada, en nuevos moldes poéticos, a partir del impacto de la literatura de Petrarca. En España, Garcilaso de la Vega introducirá la poesía petrarquesca, junto a su amigo Boscán.
La preeminencia de un nuevo platonismo (véase un texto directamente marcado por el filósofo ateniense, como los Diálogos de amor de Marsilio Ficino, 1502), la lectura de la literatura grecorromana y la nueva sensibilidad reinterpretan la tradición clásica. Dentro de esa tradición clásica, permanece el concepto de arte como mímesis, como imitación, en latín "imitatio" - pero ahora sin lectura "figural" o alegórica. La preceptiva normativiza, la retórica sigue, pero la alegoría cristiana no está.
¿Cómo es la nueva mímesis? Primero, se piensa que los modelos clásicos, los grandes autores latinos y griegos, deben ser imitados, seguidos, cultivados. Segundo, en el proceso de creación, la imitación de los modelos antiguos va de la mano de la mímesis como método de trabajo: la realidad es representada, dibujada, descrita, como en un espejo. Representación primero de forma equilibrada, en el clasicismo, luego de manera complicada, recargada, sobrerrepresentada: es el manierismo, que desembocará en el barroco... que se sobre-barroquizará en el "rococó" de finales del siglo XVII e inicios del XVIII. La aparición del neoclasicismo a mediados del XVIII y del neohelenismo vendrán a liquidar los excesos del barroco.
Hay más elementos constantes hasta finales del XVIII: las ideas literarias girarán en torno a los preceptos de Aristóteles y Horacio en sus respectivas poéticas. El esquema de: mímesis (imitatio de los clásicos más espejo de la realidad) y retórica clásica, permanece.
Siempre hay debates, claro: el de si es mejor el "ingenium" (el talento) o el "ars" (la técnica) para la creación, como puede verse en las obras de Alonso López, más conocido como "el Pinciano" ("el vallisoletano") (Valladolid, ca. 1547 - 1627), en su Philosophía antigua poética, Madrid, 1596, o en Francisco Cascales (Murcia, 1563-1642), en sus Cartas filológicas, 1626.
En 1609 el dramaturgo español Lope de Vega escribirá, por encargo de una Academia (una especie de "club" de eruditos) el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo, donde dirá que él, cuando escribe una obra, deja encerrados a los autores latinos de teatro Plauto y Terencio, porque lo importante es el público, que es el que juzga la obra y:
"A
veces lo que es contra lo justo
por la misma razón deleita el gusto",
Lope de Vega supone la existencia de un mercado de teatro para unos consumidores; hay una democratización en el consumo de los artefactos culturales.
Los debates seguirán, y suceden en toda Europa. Cabe mencionar a Boileau, su Tratado de lo sublime (Traité du sublime), 1674, y El arte poético (L'Art poétique), 1674.
En la obra de Ignacio
de Luzán (1702-1754) (la monumental La Poética o reglas de la poesía en general
y de sus principales especies, 1737), se dice que la poesía es "imitación de la Naturaleza en lo universal o en lo particular, hecha en verso para utilidad o para deleite de los hombres, o para uno y otro juntamente". Predomina la preceptiva, la normatividad clasicista.
Hay, sin embargo, síntomas de que algo se está rompiendo, como se ve en la famosa "Querelle" o "querella", el debate sobre los antiguos y los modernos, que comienza a finales del siglo XVII y que perdura durante varias décadas. Lo que está sucediendo es que se está formando el Canon literario moderno, que entra en conflicto - conflicto de cánones - con el canon aristocrático antiguo. La Ilustración (el Iluminismo, Aufklärung, Enlightenment) y su racionalismo domina el paisaje intelectual europeo, en un ambiente marcado por el neoclasicismo. Las últimas décadas del siglo XVIII asisten al nacimiento del Romanticismo, que plantea una nueva forma de sentir, por tanto de leer y de escribir, y de pensar la literatura. Es otra ruptura, una culminación de esas nuevas formas de subjetividad aparecidas en la Modernidad, pero ahora de forma consolidada.
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Todos estos temas están muy estudiados, y la bibliografía es inmensa. Yo destacaría la obra del hispanista y filósofo español Juan Carlos Rodríguez, para la literatura española, sobre todo, Teoría e historia de la producción ideológica. Las primeras literaturas burguesas (1978, 1990).
La obra del húngaro Arnold Hauser (1892-1978), estudioso luego en Viena o Berlín, y autor de Historia social de la literatura y el arte (en tres volúmenes, 1951), explica también estas cuestiones, pero desde una perspectiva más simplificada, más "epocal", en "macro".
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