Entrada 6 (primera entrada con las guías de clase del 31/10 y del 7/11/2019)
En su libro Cómo leer un poema (orig. How to Read a Poem, 2007), el crítico literario y teórico de la literatura británico Terry Eagleton (nacido en 1943) comenta el poema «The Solitary Reaper» [«La segadora solitaria»] (Osamělá žnečka) (aquí y traducido zde), de William Wordsworth (1770-1850).
El poema fue publicado en 1807, después de su famoso libro Lyrical Ballads (una colección de poemas publicada por William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge), de 1798, que marca el inicio del movimiento Romántico inglés. (El Romanticismo fue una corriente estética revolucionaria que irrumpió en Europa a principios del siglo XIX, tras gestarse en las décadas finales del siglo XVIII.)
Wordsworth está en una situación similar a la que se encuentra Keats frente a la urna griega, planteándole a ésta preguntas ávidamente («What men or gods are these? What maidens loth?» [«¿Qué hombres o dioses son estos? ¿Qué remisas doncellas?»]), que resultan mucho más gratificantes precisamente porque no es posible darles una respuesta precisa. En cierto sentido, por lo tanto, es él - Wordsworth - el segador solitario. Se relaciona con la joven – comenta Eagleton – de la manera en la que un turista moderno se relaciona con un castillo medieval a través del objetivo de una cámara, sin importarle no saber nada de su historia, pero contento de haber almacenado su imagen como suvenir para el futuro.
En su libro Cómo leer un poema (orig. How to Read a Poem, 2007), el crítico literario y teórico de la literatura británico Terry Eagleton (nacido en 1943) comenta el poema «The Solitary Reaper» [«La segadora solitaria»] (Osamělá žnečka) (aquí y traducido zde), de William Wordsworth (1770-1850).
El poema fue publicado en 1807, después de su famoso libro Lyrical Ballads (una colección de poemas publicada por William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge), de 1798, que marca el inicio del movimiento Romántico inglés. (El Romanticismo fue una corriente estética revolucionaria que irrumpió en Europa a principios del siglo XIX, tras gestarse en las décadas finales del siglo XVIII.)
El
poeta – dice Eagleton – se interesa, más bien, en el tipo de pensamientos e
imágenes que ella (la segadora) le inspira, incluso si esas imágenes se
presentan oficialmente como menos valiosas que la mujer misma. Es el aislado (izolovaný)
ensimismamiento (zabrání se do vlastních
myšlenek) de la segadora lo que parece fascinar al hablante – la voz del texto–,
que quizá ve en él un reflejo de su propia soledad poética. Una soledad, podemos añadir nosotros, poetizada desde
sus sentimientos.
Es el primer verso
de la tercera estrofa el que nos propina la sorpresa: «Will no one tell me what
she sings?» [«¿No me dirá nadie qué está cantando?»]. En este momento caemos en
la cuenta súbitamente de que el hablante no puede comprender qué canta la
mujer, posiblemente porque está haciéndolo en gaélico escocés.
Wordsworth está en una situación similar a la que se encuentra Keats frente a la urna griega, planteándole a ésta preguntas ávidamente («What men or gods are these? What maidens loth?» [«¿Qué hombres o dioses son estos? ¿Qué remisas doncellas?»]), que resultan mucho más gratificantes precisamente porque no es posible darles una respuesta precisa. En cierto sentido, por lo tanto, es él - Wordsworth - el segador solitario. Se relaciona con la joven – comenta Eagleton – de la manera en la que un turista moderno se relaciona con un castillo medieval a través del objetivo de una cámara, sin importarle no saber nada de su historia, pero contento de haber almacenado su imagen como suvenir para el futuro.
Por lo tanto
Wordsworth ha tenido un transcendental encuentro - escribe Eagleton con humor - con una poeta simbolista, con
un discurso en el que saborea el significante con mucha más intensidad
precisamente porque su significado permanece oculto para él. Uno de los puntos
fuertes del poema, al igual que ocurre con la mayor parte de la obra de
Wordsworth, es que éste no parece entender exactamente por qué la experiencia
es tan inolvidable y arrebatadora, tal vez porque no entiende la lengua... pero
eso es una excusa, quizás, lo que sucede es que el hablante (la voz poética) se
encuentra con una figura solitaria y ajena, absorta en su propio desaliento, cantando, que parece darle la espalda enigmáticamente al poeta.
Eagleton centra algunos
comentarios en la separación entre una supuesta segadora real y el poeta, pero
parece decir que éste ha visto su propia soledad en la de la muchacha,
en su canto su poema y en el paisaje la indiferencia de la naturaleza.
El poeta obtiene
un placer reflexivo de la tristeza de la canción de la segadora; de hecho, la
tristeza en Wordsworth es, a menudo, más un consuelo que un sufrimiento. Se
podría pensar, imaginar, que quizá le esté ella brindando al poeta una lección en cómo superar la pena por medio de su transformación en arte; de modo que su propio
poema, aunque trate en parte del dolor, resulta sin embargo tranquilo y sereno.
En cierto modo, el poema duplica lo que la segadora hace.
El sentido de su
«Stop here, or gently pass» [«detente, o pasa sin ruido»]: no quiere que su
presencia se haga manifiesta porque eso transformaría a la mujer de objeto
percibido a sujeto que percibe, arruinando así lo que más evocativo resulta en
ella
Sea lo que sea lo
que la experiencia despierta en el poeta, es inteligente de su parte no
intentar moralizar sobre ello... y es que no se está moralizando: el interior
del propio poeta se proyecta sobre el poema, se ve a sí mismo en el paisaje y
en la segadora, más aún, se ve a sí mismo en la poetización que realiza sobre
la solitaria segadora.
_________________
Eagleton, Terry
(2010), Cómo leer un poema, Madrid, Akal Trad. Mario Jurado. How to
read a poem, 2007.
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