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El psicoanálisis como herramienta para el análisis de textos literarios

(Foto: Sigmund y Anna Freud, su hija, también psicoanalista.)

Sigmund Freud (6. května 1856, Příbor  – 23. září 1939, Londýn)
Algunas obras fundamentales de Freud: 
La interpretación de los sueños (1900-1901), Psicopatología de la vida cotidiana (1901), Conferencias de introducción al psicoanálisis (Partes I, II y III) (1915-1917), El yo y el ello (1923-1925), El porvenir de una ilusión, El malestar en la cultura (1927-1931)
Obras completas
Listado de obras traducidas al checo (en Wikipedia)
    Se recomienda la lectura del breve ensayo "Lo siniestro" (1919) (alemán, "Das Unheimliche", ingl. "The uncanny"). 

El impacto de las ideas de Freud en la ciencia y en la cultura es incalculable.  Freud descubrió el inconsciente (nevědomí), y fundó la llamada "psicología de las profundidades". Sus ideas y conceptos son importantísimos, como la tríada Yo - Ello - Superyo, o conceptos como "sublimación", "represión" o "trauma". El psicoanálisis es muy difícil y complicado: aquí se ofrecen unos breves apuntes, algo esquemáticos, que pueden resultar útiles a quien le interese.
    En otro lugar he colgado unas notas sobre el texto de un psiquiatra español, Carlos Castilla del Pino (1922-2009), "Quijotismo y bovarysmo: de la ficción a la realidad" (aquí). También puede consultarse y leerse el artículo de J. L. Bellón en el mismo blog: "La novela familiar del neurótico" publicado en 2009, elaborado a partir de textos de Carmen Ribes, Ángela Olalla y Marthe Robert. El artículo describe y reflexiona sobre los mecanismos inconscientes implicados en la creación artística y la escritura, tanto la literaria como la escritura en sentido amplio, centrado en la "novela familiar", las ensoñaciones diurnas y el fantasear. Se añaden aquí un puñado más de notas, destacando aquellos conceptos clave - básicos - del psicoanálisis. 

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Partimos de la siguiente idea: “No son solo los lectores los que trabajan en (o con, sobre) un texto, sino que los textos también trabajan con (o en, y sobre) los lectores” (Elizabeth Wright: Psychoanalytic Criticism. A Reappraisal, Cambridge: Polity Press, 1998, 16). Una escritura y sus lecturas son formas de goce, están del lado del Eros, de la vida, la que recrean. La literatura es una resistencia a la muerte, una pulsión de vida (pulsión - impulso psíquico inconsciente - pulsión de vida: "pud života"), si bien hay aspectos, es cierto, conectados con la pulsión de muerte, con el miedo y con el terror. 
    La creación y la lectura son un misterio, y requieren una interpretación respetuosa. Lo reprimido emerge en los sueños pero transformado, transvestido: El lenguaje de  los sueños es metafórico y metonímico, básicamente. El lenguaje de los sueños es el del cine y el de la literatura. En el proceso de creación, el autor/a, permite que algo innombrado le recorra y encuentre palabras. Por otra parte -aunque sin duda siempre hay dimensiones fantasmáticas, llenas de sentido a priori, en la lectura de un texto-, en cada lectura un texto -el más sencillo- entra en un proceso de reescritura. 
   En realidad un texto no puede "psicoanalizarse". Entre el texto y el lector puede haber una transferencia de saber inconsciente sobre el fantasma o sobre el inconsciente, de hecho, en el "pacto de ficción" que establece el lector con lo que lee, un pacto (o contrato) que consiste en una especie de "yo me creo que esta ficción es como si fuera real, mientras la leo".  O, en poesía, identificarse con lo que suena en los versos si el poema te llega.  El pacto escritor-a//lector-a apuesta por y sostiene una dimensión en la que se escribe y se lee algo por ser verdadero y real. A veces, más que muchas realidades cotidianas.

(Una nota: cuidado: "fantasma" aquí no tiene el significado coloquial, solo en parte. El "fantasma" en sentido psicoanalítico: una creación individual para taponar el trauma: es un concepto o noción extremadamente complejo que podemos simplificar de esta forma: el fantasma es una fantasía forjada para tapar un acontecimiento traumático reprimido, como la aparición de algo muerto. "El fantasma adquiere características paradójicas, es un recurso frente al deseo del Otro y, por consiguiente, un remedio contra la angustia, y en última instancia contra un goce inconmensurable; (...) ese goce se rodea, se “parlotea” alrededor de las formas del objeto a [objeto de deseo]. Por otro lado, su fijeza –propia de lo imaginario- detiene el devenir, el “ir siendo”, y captura en un goce", goce vinculado al significante (al hablar aparecer del significante), según se nos explica, de manera bastante oscura.)

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El psicoanálisis es, sobre todo, una práctica clínica, hunde sus raíces en la clínica, no fue concebido como un método de análisis literario o de historia del arte. Contribuye a explicar el hecho literario y artístico, pero un texto apenas puede psicoanalizarse porque no hay dispositivo analítico, no se da lo que se da en un análisis: "asociación libre" de recuerdos, palabras, ocurrencias, juegos de palabras, lectura de sueños. 
    Un texto está cerrado, no hay diálogo. Pero - es cierto -, al tiempo que está cerrado, también se abre a múltiples lecturas-reescrituras por parte del lector, porque un texto, a la vez, alude y elude. 

aludir - vt a alg(n) dělat narážky, narážet na koho/co, nepřímo zmínit koho/co; 
              vi a alg(n) zmínit se o kom/čem, poukázat na co (krátce)
eludir - vt alg vyhnout se čemu (těžkosti, povinnosti ap.), vyvarovat se čeho 
       obejít (nařízení ap.)

Existe una relación transferencial entre lector-texto, autor-texto, pero es una transferencia entre algo vivo y algo que tiene una vida de artefacto, de autómata, como es un texto. El sujeto mantiene un diálogo interior con los autores que lee y estudia, pero no deja de ser un diálogo lleno de trampas y situado en cierto sentido en el imaginario, con toda la racionalidad que se le quiera echar. Platón - tan paradójicamente - escribió que prefería el diálogo real al texto escrito, porque este está cerrado. Pero esto es matizable, aunque algo de razón tiene. El texto tiene una vida porque está abierto, dice más que lo que su autor quiso decir, tiene su vida, la de algo enigmático que encontró significante -s. Quizás Platón quería tener solo una interpretación cerrada, controlar lo que un texto dice, aunque tenía razón en que a veces los textos pueden leerse erróneamente. Un texto es una apertura a algo que se ha colado, algo innombrado a lo que se le han entregado palabras. Comentar un texto, leerlo con atención - o cuando un texto te toca - es interrogarlo, hacerle preguntas, ya que ese texto-autómata-vivo, está abierto al juego significante, aunque sea una especie de saber-no-saber latiendo en la lectura. 

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¿Se pueden "psicoanalizar" las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique? Eso es una estupidez, una simpleza. La pregunta está mal planteada. La pregunta debería formularse en torno a si algunas nociones y conceptos del psicoanálisis, como los de "pulsión de muerte", o "pulsión de vida" (pud smrti - pud života), o el carácter "superegoico" del Padre, pueden servirnos de herramientas teóricas para profundizar, para bucear en el texto. No se puede psicoanalizar, es decir, no se le puede inyectar sentido, pero sí se le puede tomar en serio, estando abiertos a lo que nos muestra, a lo que alude.
    Hay obras literarias que nos dan claves sobre las dimensiones más profundas del ser humano, como R. L. Stevenson: The Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1886) y en Oscar Wilde, The Picture of Dorian Gray (1891). En ellas aparece el doppelgänger (vocablo alemán para el doble fantasmagórico de una persona viva), como la dimensión siniestra del desdoblamiento subjetivo y la aparición fantasmática de "lo siniestro" (unheimlich). La literatura, al fin y al cabo, es un lenguaje del otro, de algo que escapa al control absoluto del yo del autor.  
    Otras obras, por ejemplo las del surrealismo, están influenciadas por las teorías e ideas del psicoanálisis, como ya vimos en el cortometraje Un chien andalou (1929), de Buñuel y Dalí, y se hacen más opacas, más resistentes a la intepretación: así sucede en los poemas de Poeta en Nueva York (escrito entre 1929 y 1930 y publicado en 1940), el libro surrealista de Federico García Lorca (1898-1936), del que leímos "Nueva York: Oficina y Denuncia". 

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Para el psicoanálisis, el “yo” es un manojo [hrst] de deseos y conflictos (traumáticos, familiares, de dominación social, de raza, género, clase). 
    Para Jacques Lacan (1901-1981), "el inconsciente está estructurado “como” un lenguaje” , y "el significante representa al sujeto para otro significante": un significante es la imagen acústica de una palabra (no sólo o ni siquiera su significado) y puede ser también un objeto, un gesto. El inconsciente es una galaxia de significantes pegados de forma diferente en cada individuo, aunque, como sugiere el filósofo e hispanista Juan Carlos Rodríguez (1942-2016), es más complicado si cabe: pegado o entrecosido, suturado [suturar vt (med.) (za)šít (ránu); puntos de sutura stehy (na ráně)] al inconsciente libidinal (el inconsciente "freudiano") se encuentra el inconsciente ideológico, el de las relaciones de poder de una sociedad. 
    El arte es un cruce de caminos entre la Naturaleza y la Cultura. La ficción y la poesía se hacen con palabras y son efectivas como proyecciones de individuos que leen o que escriben para expresar posiciones subjetivas frente al mundo y frente a la vida. Posiciones que pueden ser opacas (opaco, 1. neprůhledný, neprůsvitný; 2. matný, nevýrazný, nelesklý; 3. (přen.) nevýrazný, šedý, mdlý) al propio sujeto.
   Y en ese cruce de caminos, el goce es punto donde se atraviesan. La escritura-lectura es un placer porque cruza el saber-placer: el placer en el significante, a veces un placer puro por el sonido del significante. Hay un placer en la lectura y en sus sonidos, una forma de jouissance, o "goce", conectado al disfrute puramente corporal. Se ha dado aquí más atención a la dimensión texto-saber inconsciente que al del puro goce de la lectura, cuando esta invade la corporalidad del sujeto.

Concluyamos:
Cualquiera puede pensar lo que quiera y hacer lo que quiera (o, como se dice en lengua coloquial, "lo que le dé la gana") con la literatura, con su teoría y crítica, más aún, con su práctica. La literatura, dentro de la Norma literaria del campo literario, existe a partir de las transgresiones constantes a esa Norma y se mueve en el reino de la libertad y de la imaginación subjetiva. Esa creatividad, sin embargo, funciona como las reglas en el tablero de ajedrez: las reglas están dadas y sus combinaciones son casi infinitas, pero no pueden cambiarse. Y está enraizada, arraigada, a dimensiones oscuras y opacas, profundas, del animal humano. Los seres humanos, en comparación con los demás animales, no somos tan especiales como creemos, ni tan libres. "No eres libre como imaginas. Tu libertad no es más que un fantasma que va por el mundo con un manto de niebla. Cuando tratas de asirla, se te escapa sin dejarte más que un rastro de humanidad en los dedos" (Luis Buñuel, Mi último suspiro, Barcelona, 1982). Si alguien se cree tan todopoderoso o tan divino como para pensarse capaz de conocerse a sí mismo con la sola fuerza de su racionalidad constituyente, allá él, allá ella. Al fin y al cabo, hay muchas formas de verdades y el psicoanálisis no es una religión, ni mucho menos, ni siquiera una filosofía o una concepción del mundo que pretenda poseer las claves del universo; plantea una nueva manera de elaboración de la noción, históricamente definida, de sujeto, conduciéndolo a su dependencia significante.  

Bibliografía

Castilla del Pino, Carlos (1996), “Quijotismo y bovarysmo : de la ficción a la realidad”, en 1616: Anuario de la Sociedad Española de Literatura General y Comparada, X, 23-35. Accesible en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, publicado en 2006, aquí.

Bellón Aguilera, José Luis. "La novela familiar freudiana en la literatura y el cine (notas)". Studia Romanistica, AFPUO, Ostrava: Ostravská univerzita, 2009, roč. 9/2009, č. 1, s. 97-105. ISSN 1803-6406.

(Agradezco a la psicoanalista Natividad Corral la lectura de estos pequeños apuntes y sus comentarios, que he incorporado al texto.)


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